Cuenta la historia de una familia de marinos mercantes que durante tres generaciones se ha dedicado a recorrer chile en su largo y ancho de norte a sur de este a oeste, viviendo historias y momentos sin iguales.
Enrique González, el “Abuelo” capitán del barco llamado “Felicinda” , su esposa Carmen Carrillo, una de la mejores cocineras de productos marinos de todo el país, sus tres hijos Manuel, Gris Y Jacqueline estas vendedoras queridas por donde vallan y Manuel el encargado de las cuentas de los gastos y todo lo que tenga que ver con números y cálculos aparte de ayudar al “Abuelo” en las tareas de pesca.
La tercera generación está compuesta por dos personas Erick hijo de Manuel, Un arquitecto, diseñador y constructor de barcos, hijo de una de las tantas aventuras de mi tío que tuvo en Concepción, el segundo soy yo, Felipe el menor y la oveja negra de la familia, en ese entonces cuando estábamos en Concepción, mas explicito en Talcahuano yo tenia diecisiete años de edad estábamos pronto a llegar al grandioso puerto de coronel.
- ¡Felipe! Apúrate con la malla de picorocos- me olvidaba mi madre es Jacqueline, la “Gruñona” exigente y estafadora, aun me asombro como hay gente que cae en sus juegos-.
- ¡Felipe! Apuesto que este cauro de porquería aun está durmiendo-
- Ya voy mamá, me estaba abrochando los zapatos-
En ese entonces solo quería estar en ese lugar llamado Coronel ya que hay conocí a mis mejores amigos y aun persona súper especial, nadie me detendría. Sé que es difícil ya que al ser hijo de una familia de mercantes debes viajar y estar ese lugar esporádicamente no es muy grato, mi abuelo siempre dice que somos ciudadanos del planeta tierra q no conocemos las fronteras ni tenemos banderas, pero en esos momentos me hubiese gustado tener una vida normal
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